Ahora que se acercan las fiestas navideñas, con muchísimos regalos por dar y recibir (quién tiene la suerte), la tecnología será una vez más, el regalo estrella. Un Smartphone nuevo, una Tablet, etc. serán los regalos que podremos ver. Pero no nos paramos a pensar por que regalar tecnología.
Por Xavier Badia
Técnico de Marketing en SICK Optic-Electronic
Columnista de Opinión en Diario La Vanguardia
Sabemos que a partir de ya, nos invadirán con grandes y magníficas campañas de publicidad, anunciándonos lo maravilloso que puede ser un nuevo Smartphone, o las nuevas características de la nueva Tablet, pero aquí está el problema. Cada vez más, los usuarios, la gente, es decir, nosotros mismos, empezamos a estar agotados de tanta tecnología. El otro día, por ejemplo, un amigo mío me dijo que “para qué comprarme un nuevo Smartphone si de aquí a cuatro días sacarán uno nuevo”.
Es a eso a lo que me refiero. Las grandes multinacionales con tal de estar al día, de renovarse sin parar, nos están empezando a saturar de productos tecnológicos, y nosotros estamos empezando a poner el freno de mano.
Quizá es un nuevo nicho de mercado. Yo lo nombraría el “nicho perdido”. Un nicho en el que los usuarios o clientes potenciales dejan de serlo para volver de aquí a uno o dos años. Porque la necesidad ya no es latente, sino pasajera.
Las multinacionales se tienen que empezar a preguntar si les sale rentable actualizarse constantemente sacando al mercado nuevos productos cada dos por tres, con lo que pierden así los clientes potenciales saturados. Es decir, si les es beneficioso entrar en el nicho perdido
O, por contra, si prefieren hacer campañas de publicidad para hacer constar a todo el mundo que allí están, que existen y se modernizan constantemente, que son lo más cool, pero apareciendo en el mercado (sacando nuevos productos) una vez al año o hasta dos años, reforzando así su imagen de exclusividad y no tanto de productos “nuevos” que no dejan de ser propias mejoras de productos ya existentes cada tres o cuatro meses para desespero del consumidor que observa como la obsolescencia programada hace viejas sus recientes compras a ritmos difíciles de seguir para la gran mayoría de compradores.
[smartads]
.