Sobre cómo el Marketing condiciona las necesidades de consumo del cliente
Cuando acudimos a un bar o restaurante con ciertas características adoptadas, y que lo diferencian en cierto modo de sus vecinos, suele resultar difícil establecer un cálculo fidedigno sobre la cantidad que a la postre se acabará desembolsando para saldar la cuenta.
Cuando solicitamos nuestra factura, la cifra generalmente tiende a superar la suma que habíamos previsto en base a distintos factores. Pero parte de este juego corresponde a los propios establecimientos, que incurren en prácticas de marketing de las más variopintas, no solo para estimular e incentivar el propio consumo, sino para amoldar su lista de precios a las peculiaridades ofrecidas en la experiencia global, que incluye tanto la comida, como el servicio y aquel rinconcito en el que se sirve de comer.
Ante tanta competencia, los establecimientos hosteleros no han tenido elección que difiera de renovarse, especialmente aquellos que han notado estancamiento y/o descenso en sus ventas y cuota de mercado de sobremanera.
Las tácticas empleadas por las empresas son múltiples. Por ejemplo, algo muy a la orden del día es dotar de especial importancia a los taburetes, cuyas formas y diseños logran satisfacer a los demandantes más exigentes.
Los Taburetes de Bar son un elemento del mobiliario fundamental en este sector de la hostelería. Ello se debe a que brindan comodidad, contribuyen para un mejor aprovechamiento del espacio del local, y facilitan los movimientos del individuo en el espacio cercano a la barra, entre otras ventajas. No es casualidad que los empresarios pongan el foco cada vez más en estos elementos que a ojos del profano podrían parecer poco influyentes en el devenir de la vida empresarial de determinado negocio de esta índole.
Estos taburetes para bares configuran una tipología de asiento que presenta unas características muy peculiares y específicas (aunque pueda no parecerlo a priori), y que los diferencian de sus homólogos (hechos para la cocina, o tallados con madera). No obstante, también existen modelos que destacan por su gran versatilidad, y pueden encuadrarse en las más diversas categorías.
Los bares, también se esmeran a la hora de aplicar minuciosamente su estratégica metodología para seducir a sus clientes.
La música de fondo y la iluminación son igualmente dos factores que todo buen hostelero que se precie debe cuidar. Por ejemplo, en aquellos restaurantes de no tanta afluencia masiva, pero en los que se sirve una comida de excelsa calidad y más elevada en términos económicos, la banda sonora frecuentemente recurre a grandes piezas de la historia de la música clásica. Todo tiene su lugar y su momento, y qué mejor forma de disfrutar de una agradable comida en íntima compañía bajo una luz tenue y sugerente, acompañados por bellos acordes de los más grandes compositores que han dejado constancia en nuestro mundo.
Evidentemente, en otro tipo de establecimientos para comer, la estrategia será diferente, pero igualmente orientada a satisfacer al perfil del consumidor habitual que por allí mora.
Estos son únicamente algunos de los aspectos vigilados más de cerca por los profesionales del sector. La lista es infinita y cada “casa” estudia su clientela y aplica unas determinadas técnicas de marketing en función de la persona a la que se tenga que atender: cartas con productos estrella sin precios, estos mismos productos acompañados en la presentación por una foto representativa y perfectamente seleccionada, concienzudo protocolo a la hora de servir un buen vino, etc…
