Que vivimos en una época de una evolución tecnológica trepidante parece un hecho absolutamente indiscutible. Los avances se suceden a una velocidad de vértigo, muchas veces incluso más rápido de lo que la sociedad puede asimilar, y este fenómenos parece lejos de haber llegado a su fin.
La revolución tecnológica que vivimos en la actualidad está transformando la sociedad de arriba a abajo en diversos ámbitos. Desde nuestras relaciones sociales, pasando por nuestro tiempo de ocio e incluso algunos expertos mencionan que nuestra estructura cerebral se está viendo modificada.
Por supuesto, otra de las áreas donde los cambios científicos están teniendo una repercusión superlativa es en el terreno profesional, presentando desafíos cuyo impacto los gobiernos todavía no son capaces ni de calibrar, como puede ser por ejemplo la incipiente implantación de la inteligencia artificial. Desde luego, una de las áreas tecnológicas donde más se ha avanzado en las últimas décadas es en el sector de las telecomunicaciones. Lo que hace no tanto tiempo parecía ciencia ficción hoy es una realidad: desde poder comunicarte por videollamada en cualquier rincón del mundo con quien desees a incluso gestionar dispositivos u operadores de trabajo de manera remota con eficiencia y calidad con herramientas como las de Teamviewer, por poner un ejemplo.
Como decíamos el entorno laboral es un ejemplo perfecto en el que se aprecia el impacto de los nuevos avances en nuestro estilo de vida y en la sociedad en general. Por ejemplo, las colaboraciones para proyectos profesionales traspasan constantemente las fronteras nacionales. Cualquiera puede ponerse en contacto con trabajadores del mismo sector con los que quiera cooperar aunque sea en las antípodas de su país. Lo mismo sucede con los consumidores que ya no se ciñen a un espacio geográfico concreto.
El modelo profesional tradicional de pasar un determinado número de horas en la oficina también cae en desuso ya que los límites geográficos y temporales se difuminan en la actualidad.
Cada vez son más las posiciones que permiten a los trabajadores flexibilizar su situación y trabajar desde su casa o 
una cafetería por ejemplo, y en los horarios que mejor se adapten a sus posibilidades.
Esta nueva conducta de todos modos ha generado cierta controversia y todavía se cuestiona desde algunos sectores. Mientras unos consideran esas posibilidades como una gran ventaja, otros entienden que la ausencia de límites hace totalmente imposible desconectar al 100% del entorno laboral y que nuestros smartphone no descansan. La frase de que ahora ya no tenemos el teléfono en la oficina sino la oficina en el teléfono, es prácticamente una realidad.
Como comentábamos al principio, los cambios tan abruptos y veloces que se dan en la actualidad muchas veces van por delante de la madurez y su “digestión” por parte de la sociedad. Muchos especialistas entienden que la fase actual es la de mayor repercusión y que en realidad necesitaremos unos años hasta que seamos capaces de exprimir al máximo y de una manera más eficiente y sana los tremendos avances que se están logrando en la actualidad.
